viernes, 28 de febrero de 2014

El ultimpo pitahyero




EL ULTIMO PITAHAYERO

 

Erase que había un cerro

Adornado por cantos de ranchero

Y por ecos que provoca el labrador

Heridas sus laderas por talaches

Pisoteadas sus veredas por huaraches

Todo el, resplandeciente de verdor.

 

Al frente se encontraba un rancho

Algo largo, no muy ancho

Con sus calles lodosas al llover

Al pie del cerro, un rio de aguas cantarinas

De tan limpias gotas cristalinas

Que cualquiera sin peligro de él  podía beber.

 

Dos arroyos atravesaban el poblado

Los mezquites fuertes crecían a su lado

Como alfiles dispuestos a cuidar

Bajo dos enormes higueras estaba la plaza

Al frente…de Dios la casa

Donde los domingos la gente de aquel rancho le iban rezar

 

El orgullo del cerro era aquella gente

Luchadora, trabajadora y decente

Que habían hallado alegría en su vivir

De espíritu noble, sencillo  y pujante

Pues nunca en desgracia se vio un semejante

Sin que no lo ayudaran entre todos a salir.

 

Antes de que el sol saliera

Se miraba gente por doquiera

Dispuesta a comenzar con su labor

Y al cerro se dirigían presurosos

Entonando canticos gustosos

De esos que a mi tierra le dan tanto sabor

 

El cerro los recibía como con los brazos abiertos

Y de ahí,  desde el campo de los muertos

Hasta su corona donde el sol se iba a esconder

Se repartía entre los civiles

En pedazos, pequeños cuamiles

Que les daban el sustento para comer

 

Porque, a que ricos y tiernos salían los ejotes

Que calabazas, que dulces elotes

Y cuantas cosas había para subsistir

Pues dependiendo de cuales fueran los semestres

Infinidad de plantitas silvestres

Les daba el cerro para poder vivir.

 

Pero un día los llamo el extranjero

Alguien les conto que allá se barría el dinero

Y que el dinero siempre da felicidad

Así que guardaron rozaderas, talaches y azadones

Y éxodo se fueron a servir de peones

Dejando así, la tierra sin labrar.

 

Y se volvieron a enmontar las laderas

Volvieron a reinar frijolillos y enredaderas

Los abrojos ya no venían a quitar

Solo a uno de ellos el norte le fue indiferente

Ya solo sembraba ¡EL HIJO DE CLEMENTE!

Aquel que el cerro nunca iba a abandonar

 

Ya solo él se colgaba la petaca

Ya no había ni quien le disputara temachaca

Costacuales o los guaches

Ya solo el cortaba los quelites,

Las cualaistas, los mezquites

Ya solo el, usaba los huaraches

 

Cortaba la huamara del mes de mayo

Bajaba la fruta del pitayo

Engalanando así, su quilihua con mil colores

Pues ya solo él se vio de madrugada

Escalar la ladera escarpada

Y bajar las pitahayas de sabores.

 

A veces….volvían sus paisanos engrandecidos

Con verdes billetes enriquecidos

 Y con mil ideas para acabar el hastío

Llevaron aparatos que daban música de viento

Llenaron las calles de cemento

Pero también ensuciaron aquel rio

 

Sus claras aguas se volvieron veneno

Sus arenas en un negro cieno

Y sus peces en comida mortal

Culpar, no había ni a quien

Pues hay muchos que hacen un bien

Sin saber que están haciendo un mal

 

Volvían los antiguos campesinos

Calzados en botines más que finos

Y casi siempre llevando de la mano a un chamaco

Al cual, le hablaban en lengua desconocida

Por el cerro jamás oída

Ni hablada por Mapila y por Macaco

 

Volvían, sí, pero pronto regresaban a lo lejos

Ya tan solo se quedaban aquellos viejos

Que enfermos no servían de nada

Y bajo las higueras recordaban sus abriles

Cuando gozosos sembraban sus cuamiles

Cuando la vida no les era tan cansada

 

Cuando gozaban de aquellos manjares naturales

Pero que ahora, por causa de sus males

No podían recolectar de aquel cerro

Ah, pero para ayudar a aquella gente

Ahí estaba EL HIJO DE CLEMENTE

Ahí estaba aquel pithayero

 

Rey de caminos y veredas

Conocedor de todas las cuevas

Y por décadas, único recolector

Único enemigo de la hiedra

Conocido de cada piedra

Era de aquel cerro, verdugo, amo y señor.

 

Pero un día ya no volvió

Se voló la flor de la temachaca porque nadie la cortó

Huizache y huizcolotes empezaron a abundar

¿Qué pasaría? Preguntaban las pochotas y las tunas

Si aquel hombre no tenía reumas

¿Porque nos va a abandonar?

 

Y es que el tiempo se mostró enojado

Por aquel hombre ya viejo se sintió burlado

Y al  nunca, nadie lo había vencido

Así que para aplacar su enojo

Sin piedad le cegaba un ojo

Y al mismo tiempo le quito el oído

 

La ciencia implacable dicto su veredicto

__Desde este momento señor le dicto

No más cerro, ni mucho caminar

Qué triste se quedó el cerro entero

EL ÚLTIMO PITHAYERO,

Ya no lo puede escalar.

 

Una mañana cuando el cerro despertaba

Miro que ahí, a sus plantas estaba

Aquel que nunca le había dejado  de ser fiel

Y gustoso le ofreció sus flores

De todas partes le mandaba olores

De sus frutos, de sus hiervas, de su miel

 

__Ven, sube, veras que los huaches están grandotes

Que tengo hongos en los osotes

Veras que rojos están los costacuales

Ven, sube, tengo verdolagas y quelites

Y las pitahayas desde que tú te fuiste

Solo han servido de alimento para los animales

 

Aquel hombre tomo sus lentes y los arrojo a la ladera

__ ¡Pronto, mi quilihua y mi rozadera

Que me voy al cerro a gozar del viento

Solo es viejo el que sin pelear se queda

Y total, si muero en una ladera

En ese cerro….en ese cerro ¡MORIRE CONTENTO!

 

 

Francisco Rodríguez.

 

 

 

 

 

Llueve.


LLUEVE.

 

Llueve…llueve mucho

El recuerdo aflora y la nostalgia nace.

Como si el sonido de las gotas sobre el tejado

Despertaran los ayeres tan lejanos.

 

Llueve… hace frio

El cuerpo entumecido sobre el tálamo mullido

Se niega a incorporarse a los quehaceres cotidianos

Así que sumido en recuerdos casi muertos

Se reviven momentos de ternura o de martirio.

 

Llueve…no es raro que en el pecho nazcan  los suspiros

Que la nostalgia haga acto de presencia

Se añora, se recuerda, se sufre por la ausencia

O simplemente se revive, aquel amor… de  tiempo ya pasado.

 

Llueve…que fortuna para aquellos que enamorados

Están muy juntos prodigándose  caricias

Aprovechando esa música que cae del cielo

Responden ambos al instinto y la natura…

 

Tal vez….algún día

Ya no estén compartiendo  la misma estancia

Entonces habrán de revivir ese momento

Y cuando escuchen que el cielo llora

Cuando escuchen que cae la lluvia

Han de suspirar, al influjo de un recuerdo.

 

Francisco Rodríguez

Una lluviosa mañana de Febrero.

 

 

 

jueves, 27 de febrero de 2014

La Crisalida.


¡Silencio!

Estoy formando mi crisálida

Ya no quiero seguir reptando.

 

Aun le temo a la metamorfosis

No por ser dolorosa

Sino por ser misteriosa y desafiante.

 

Pero ya no quiero cambios

Quiero transformaciones

Perennes como los siglos restantes

 

Ya descubri que las serpientes cambian de piel

Pero siguen siendo serpientes

En cambio, los gusanos se tranforman

En coloridos seres que vuelan

Y pueden cruzar continentes.

 

Pero…mi crisálida

Es difícil de construir

Esta hecha de lucha y superación

Sacrificios, realidades.

 

Por eso… ¡Silencio!

Nadie podrá ya importunarme

Cansado estoy de arrastrarme.

 

¡Venga pues!

Ya que…

¡YO, Y SOLO YO, PUEDO CONSTRUIR MI EXISTENCIA!

miércoles, 26 de febrero de 2014

El Chapo, un Robin Hood mexicano.


Sentirme atrapado en las fauces de la fiera

Tal vez no sea tan terrible,

Peor está afuera

Llueve y hace frio.

 

Pocas veces se ha visto, tanta indignación por la captura de un maleante como está sucediendo en nuestro país, México, con la captura de El Chapo. Para empezar, el gobierno autor de esta detención, es un gobierno sin simpatías por parte del pueblo, de tal manera que cualquier cosa que hagan o digan, será visto de mala manera.

En  muchos lugares del territorio mexicano, El Chapo, era considerado un héroe, un Robín Hood mexicano, la persona que defendía al pueblo contra otros delincuentes y el gobierno mismo. Ejemplificando con lugares que conocemos, el sur de Zacatecas. Esta región en un momento dado se vio asediada por la delincuencia organizada por ese grupo llamado Zetas. Fue muy grande la inseguridad en el área. Día con día se hablaba de secuestros, extorsiones, robos a mano armada, impunidad total. Un día, un buen día, cuentan que llego la gente del Chapo y en un dos por tres limpiaron toda esa basura, logrando que la comarca volviera a la total tranquilidad, cosa que no había podido hacer el gobierno. Entonces, el pueblo santifica al autor de esa obra y obvio, lo defiende y ama.

Se comentaba, que El Chapo trabajaba aunado al gobierno, que muchos políticos se beneficiaban con el capo, se rumora que el mismo presidente, pero, en un momento dado todo cambia y es capturado.

La verdad es a nuestro gobernante le interesa subir sus momios a nivel mundial y esa era una estrategia perfecta. A nuestro presidente no le interesa México, en lo absoluto, para nada, México es solamente el lugar donde se va a enriquecer hasta el hartazgo y es todo. Si de verdad quisiera quedar bien con los mexicanos, hubiera capturado a los líderes de Los Caballeros Templarios, esos si son una llaga purulenta para la sociedad michoacana y mexicana en general. Así como demostró que pudo capturar al capo más poderoso, con mayor facilidad puede capturar a los otros, pero no le interesa, a ellos debe conservarlos porque desgraciadamente, para el gobierno, la mafia es un buen negocio.

El clamor general en muchas partes de México es el mismo. Esperamos que con la  captura de El Chapo, no regresen a nuestro territorio las otras bandas que si nos hacían daño. Porque si así sucede, diremos como dice uno de los programas de Roberto Gómez Bolaños, ¿Y AHORA, QUIEN PODRA DEFENDERNOS? Porque el gobierno, ni creo, ni lo espero, a veces es peor.

 

Francisco Rodríguez.

 

 

martes, 25 de febrero de 2014

ZIN REGLAZ ORTORAFIKAZ


ZIN REGLAS ORTOGRAFIKAS.

 

Que importante es para los escritores, saber utilizar muy bien los signos gramaticales. Pues un buen lector que sabe descifrar esos códigos, entiende que la lectura es como una charla, con pausas, énfasis, cuestionamientos etc.

El diccionario nos define   la palabra ESCRITOR, como una persona que se dedica a crear o escribir obras literarias o científicas (Una definición muy vaga) pero luego en otro párrafo dice simple y sencillamente; ESCRITOR….persona que escribe (Mas vaga aun)

Mi comentario lo quiero exponer dirigiéndome a esta segunda opinión, que un escritor, es simple y sencillamente, una persona que escribe, muy cierto, por ende, casi la mayoría de los usuarios de Facebook y demás redes sociales,  en un momento dado se convierten en escritores.

En nuestro idioma, el castellano, son múltiples las reglas ortográficas y gramaticales. Son contadas las personas que utilizan y saben al cien por ciento estos reglamentos. A estas personas les “duele” mirar como el idioma prácticamente se despedaza en los mensajes cibernéticos, pero como dicen los usuarios de las redes: EN FACE, TODO SE VALE.

Sin embargo, en muchos mensajes se presta a confusión por no utilizar correctamente los signos gramaticales. Un ejemplo.

María dice __Vaz a zalir

Pedro responde __ No me voy a kedar en kasa.

Así que María en venganza porque él no se va a quedar en casa, se va al baile y luego vienen los problemas, cuando en realidad Pedro le estaba respondiendo __No, me voy a quedar en casa.

Recuerdo que en una clase de literatura nos ponían ejemplos muy simpáticos sobre el uso correcto de los signos gramaticales y como una misma serie de palabras, con los signos adquirían diferente significado. Un ejemplo de aquellos.

Recién casados __ ¿Cómo amaneciste?

30 años de casados __ ¿¡Como amaneciste!?

50 años de casados __ ¿Cómo? ¿Amaneciste?

El uso de la coma es muy importante para la separación de las ideas. Ni que decir de acentuaciones y escritura correcta, pues no es lo mismo mañana me voy a casar, que mañana me voy a cazar.

Desgraciadamente las redes nos están llevando a la desaparición de la ortografía. Entiendo que el idioma es evolutivo y constantemente hace cambios, pero esto es una revolución y no me extrañaría que en un plazo de treinta o cuarenta años, cuando la juventud actual sea la dueña del mundo, tiendan a desaparecer muchas reglas ortográficas, todas las que se ignoran actualmente. Va a desaparecer la H, la C y la Q serán en muchos casos sustituidas por K, las tildes definitivamente van a desaparecer aunque no se va a saber si se habla de la secretaria o la secretaría….

En fin, espero no llegar a ver eso, como un mandato oficial de la RAE, o si no, KE ZEA LO KE DIOZ KIERA.

 

Comentario y poema sobre las propinas a empacadores y guardias de estacionamientos.


En la ciudad de Mexicali (No sé en otras orbes) se ha dado últimamente un fenómeno algo curioso, han aparecido en cada uno de los estacionamientos de cualquier centro comercial, negocio o incluso en la calle misma, personas que supuestamente te cuidan el auto, te ayudan a estacionarte o te dan salida si es que ya te vas. En realidad estorban más de lo que ayudan y el robo de autos sigue a la alza, pero ellos dicen que te hacen un servicio y exigen al menos una mínima propina. Entre los automovilistas se les conoce como “Viene-viene” y como ya lo dije anteriormente, te los encuentras por cientos en toda la ciudad. Hay algunos establecimientos que tienen estacionamiento privado y ahí están como guardias, pero solo viven, de las propinas que reciben.

Algo similar, en cuestión de propinas, la vemos en las grandes tiendas de autoservicio. En estos lugares ponen ancianos a empacar y el único pago que reciben es lo que la gente les da como propina.

Aunados a este nuevo estilo de recibir algo a cambio de tan pequeño servicio, ya teníamos los limpiavidrios, traga fuegos, equilibristas, limosneros, etc, etc. Que te los encontrabas en cualquier semaforo, pero estos no están en trabajando en los comercios. Estos como quien dice, son propineros independientes, no están al servicio de un establecimiento.

Aquí puedo aplicar los tres criterios, de, lo bueno, lo malo y lo feo.

Lo bueno es que casi todas estas personas, empacadores y viene-viene, son personas mayores que muy difícilmente serian empleadas en otras ocupaciones, si la suerte les es favorable, pueden sacar fácilmente mas de lo que gana un cajero. Eso es bueno.

Lo malo, es que no tienen ninguna garantía de trabajo ni seguro social, a pesar que están siendo ocupados por empresas bien establecidas con ganancias millonarias

Lo feo, es que indirectamente la clientela, esta ayudando a la tienda, no al empacador, pues es una obligación de la empresa tener personal empacando los productos que se adquieren en ese local. Es una obligación de esos negocios, tener vigilancia, y muchas veces los viene-viene, tienen que andar recogiendo y acomodando los carritos del local, con la condición de que estén en el estacionamiento recibiendo propinas. Es feo eso, que nosotros el publico tengamos que pagar a esas personas, cuando de por si ya estamos amolados con el aumento del impuesto fronterizo, aumento a alimentos no nutritivos, redondeos y cooperaciones para instituciones como teletón y cruz roja.

Se puede decir que dos, tres, cinco o diez pesos no es nada, pero a la larga y si vas cinco o seis veces a la tienda ya es algo, y repito, no se ayuda a el empacador, se esta ayudando a el establecimiento, pues ellos deberían de pagarle a esas personas y sobre todo, darles seguridad social.

REPITO: CON NUESTRA PROPINA, NO AYUDAMOS A EMPACADORES NI A GUARDIAS, SINO A LOS ABUSIVOS COMERCIANTES.

 

Un dia, mientras estaba en mi auto en un estacionamiento, estuve observando a los viene-viene, como corrian a los autos cuando alguien iba de salida, y la verdad, con ellos o sin ellos, uno se estacionaria muy bien, o mejor aun, porque como estorban para salir, se ponen atrás hasta que les das algo. Ese dia se me ocurrio escribir en forma ironica, un poema para ellos, y esto fue lo que salio.  

 

PROPINEROS.

 

Por ahí viene el “viene-viene”

Muy alegre y retozón

A estorbarme cuando salga

Con su típica canción

 

__Viene-viene camarada

Viene-viene sin parar

Y sacando el billetito

Con el que va a cooperar.

 

Mexicali tan hermosa

Progresista y gran ciudad

¿De dónde sale tanta gente

Que me implora caridad?

 

Cuando voy a mi trabajo

Siempre suelo encontrar

Limpiavidrios, traga fuegos

Y los que saben tocar

 

Hay unos que andan pidiendo

Para rehabilitación

Las mujeres con sus niños

Que me parte el corazón

 

Otros traen sus ambulancias

O recetas de un doctor

Los fallidos a braceros

Los que excusan un dolor

 

Otros piden para alcoholes

O no pueden caminar

Y están los que de plano

No les gusta trabajar

 

Muy temprano en mí trabajo

A mi jefe fui a exigir

Que aumentara mi salario

Pues le tuve que decir

Que con tanto propinero

No me ajusta pa vivir

 

El aumento fue negado

Y tome la decisión

De eludir los propineros

La verdad esta cañón

 

Por la tarde fui a la súper

Muy lejos me estacione

Pa evitar al viene-viene

Ay Dios lo que camine

Y eso que tan solo iba

Por un frasco de café.

 

Cuando entregan mi factura

Mire usted lo que note

Que había pagado el doble

De lo que valía el café

 

Que aumentaron el impuesto

Porque fronterizo soy

Otro tanto por lo insano

De lo que iba a beberme hoy

 

Luego hacen redondeo

Por supuesto a su favor

Y sin que me preguntaran

Coopere pal teletón

 

De regreso a mi automóvil

El que tan lejos deje

Apenas iba en reversa

Cuando este grito escuche

 

__ ¡Viene-viene camarada!

¡Viene-viene sin parar!

¡Y sacando el billetito

Con el que va a cooperar.

 

Francisco Rodríguez.

 

lunes, 24 de febrero de 2014


ANALISIS POSTMORTUORIO.

Espero que sea una falsedad
Esa gran amenaza
Que hay otra vida…
después de la muerte.

 ¡No! ¡Dios! Por favor
De ser verdad
Que voy a hacer
Es toda una eternidad…
Sin oportunidad al suicidio.

Me angustia imaginar que eso sea realidad
Espero que sea ficticio…
Charlateneria para someter las mazas.

Es que  según dicen, afirman, juran
Que en aquella dimensión
Solo hay dos caminos
El que conduce a los probos
El que conduce a los impíos
Ambos igual de terribles.

 Pues:

Si no te adecuaste al orden
Si no seguiste las reglas y los mandatos divinos
Si no tuviste oportunidad del arrepentimiento
O si por voluntad propia no te arrepentiste
¡Vamos! ¡Castigo! Directo al infierno

Y ahí…
Por un siglo, dos siglos, mil siglos, un millón de siglos
A quemarte en bazofia hirviente
Nada te salva
Pues ahí ya no existe la muerte.

 Por el contrario
Si actuaste bueno
Amaste al vanidoso por sobre todas las cosas
Si confesaste tus pecados
Si no deseaste a la mujer de tu prójimo
Y ni a tu prójimo tampoco

Si te arrepentiste de las delicias que viviste
Porque pecar es delicioso
Entonces tal vez vayas al cielo

Y ahí
Por un siglo, dos siglos, mil siglos, un millón de siglos
Estarás cantando ¡Aleluya, aleluya! Al ser más vanidoso del universo.
Te será decomisado tu sexo
Ya no lo necesitas
A cambio te darán alas y un arpa o trompeta
Según haya sido tu condición de género
Y vivirás en armonía completa
Obligado a amar solo al jerarca eternamente
Sin protesta ni quejidos
O te iras a la bazofia hirviente.

Terrible
Que amenazas
¡Por favor! ¡Dios!
Que el final total
Sea la muerte.

Yo no quiero ir al infierno
Ni tampoco a alabarte eternamente.


Francisco Rodriguez

Una analítica mañana de febrero.

Un poema declamable, sobre aquellos que se van y dejan para siempre esperando un amor


LA VENTANA.
 
Ella de trenza y tobilleras
El, ni pizca de mostacho
Pero ella se creía una princesa
Y el…ya se creía todo un muchacho
 
Fue para las fiestas del poblado
Que aquel infante enamorado
Se atreviera a pedirle un beso
Y la ya casi adolescente
Tímida, coqueta y sonriente
Accedió a lo que pedía aquel travieso
 
Fue así que, siendo novios terminaron la primaria
Al concluir la secundaria
Era su amor único en este mundo
Él se desvivía por atenderla
A ella bastaba nomas con verla
Para adivinar aquel sentimiento tan profundo
 
Pero sus estudios se truncaron por falta de dinero
A él lo reclamaba un país extranjero
Pues tal parece que ese es el destino de nuestra raza
No quiero ni recordar aquel momento
Cuando él dijo __Sabes mi amor, lo siento
Pero mañana ya me tengo que ir de la casa
 
Pero veras que pronto dinero consigo
Para regresar, casarme contigo
Y no volver a sentir otra tristeza
Aquellas dos bocas se juntaron
Hasta sus labios cuatro lágrimas bajaron
Señalando amor, fidelidad, espera y promesa
 
Al amanecer ya había partido la comitiva
Y desde entonces ella espero la misiva
Que le anunciara que el ya venía de regreso
Dedico su tiempo en la costura con su madre
Pues siendo ella huérfana de padre
Para ellas ese era el único ingreso
 
Y como costurera adquirió  muy buena fama
Puso un tallercito en donde una ventana
Siempre debería de estar abierta hacia el camino
La clientela le venía de dondequiera
Pues se convirtió en la mejor costurera
Pues en las modas tenía muy buen tino.
 
Su madre renegaba por aquel capricho
Pues ya antes les había dicho
Que la ventana siempre debería de estar abierta
Y es que su madre no sabía
Que su hija siempre estaría
Pendiente de aquel por el que vivía siempre alerta
 
A veces a lo lejos divisaba una silueta
Y se le removía una esperanza inquieta
Hasta ver que era otro el que venía en su caminata
Y por las noches la ventaba no cerraba
Pues ella también esperaba,
Un silbido, un chistido o las alegres notas de una serenata
 
Pero así pasaron días, meses, largos años
No fue sorpresa para propios ni para extraños
Lo hermosa que se puso aquella chamaca
Que figura, que donaire, que sonrisa
Es de aquellas que aun estando en misa
A uno el diablo lo tienta y lo sonsaca
 
Infinidad de partidos quisieron convencerla
Fueron tantos los galanes que quisieron pretenderla
Y hasta un viudo rico se atrevió a pedir su mano
Ella en respuesta se volvió cabizbaja
Cuando salía traía la cabeza baja
Para no ver besos, guiños, o las señas  leperas de algún malsano
 
No hubo quien pudiera apartarlo de su pensamiento
No hubo quien, si siquiera por un momento
La hicieran olvidar a aquel eterno ausente
Con decirle que cuando nadie la veía
A escondías de todos  cosía
Un vestido de novia, blanco y reluciente.
 
Su madre curiosa le preguntaba
Que en aquella caja que era lo que guardaba
Y con tanto celo escondía
__Nada que aun debas saberlo
Y por favor, no vayas a verlo
Que ya lo miraras un día.
 
Pero aquel precioso vestido siguió guardado
Solamente el velo le fue cambiado
Cuando con tristeza miro que ya tenía algunas canas
Tiempo, maldito mostro
Ya había puesto líneas en su rostro
Pero sus esperanzas aun no eran vanas.
 
Fue una calurosa mañana de verano
Cuando llegara una vecina temprano
Con el chisme color noticia
__Fíjense que anoche llego el hijo de fulano…
La costurerita soltó lo que tenía en la mano
Y su rostro esbozo una sonrisa
 
Había escuchado el nombre de su amado
Pero vamos, porque no correr a su lado
Por qué no ir y juntar sus corazones
__Madre! __Grito interrumpiendo a la chismosa
__Tengo que salir a comprar una cosa
Creo que…hacen falta unos botones.
 
No se equivocó al pensar que lo encontraría en la plaza
Desde lejos contemplo su nueva traza
Y se rio un poco por lo que estaba viendo
Su abdomen antes liso ahora era rollizante
Su pelo…no muy abundante
Pero aunque estuviera horrible ella lo seguiría queriendo
 
Ya estando a unos pasos el también noto su presencia
De inmediato se notó su esencia
Y por un momento se cruzaron su mirada
Pero el de inmediato se hizo el disimulado
Volteo su vista para otro lado
Y ella sintió como si en su pecho entrara una espada
 
Fue hasta entonces que notara aquella dama
Comprendió al momento que fue objeto de una chama
Pues la mujer lo tomaba de la mano
Dos niños la jalaban de la espalda
Y por lo pronto que él le dio la espalda
Entendió que su espera había sido en vano
 
Hizo un esfuerzo por contener su triste llanto
Ella lo amaba, lo amaba tanto
Pero en ese instante se volvió un hombre prohibido
Ni siquiera se le ocurrió algún reclamo
Al contrario, le hubiera gritado __Aun te amo!
Pero paso de largo como si nada hubiera ocurrido
 
Y regreso a su casa a llorar su desventura
Le dio con tanta fuerza a la costura
Hasta que sus ojos con mil gotas se llenaron
Su madre asustada le preguntaba
Que, que tenía, que es lo que pasaba
Pero sus labios todo, todo se callaron.
 
Tan solo le dijo __Madre, recuerdas aquella caja
Pues ahí guardo mi mortaja
Por si me muero hoy, o tal vez mañana
Y por favor…Oh Dios mío
¡Madre! ¿Acaso no tienes frio?
¡Corre, ve y cierra ya esa ventana!\
 
Francisco Rodríguez

EL ÚLTIMO DESEO

 

Anacleto López, se vino de su tierra, EL Remolino, Zacatecas desde muy joven y nunca olvido la promesa que les hizo a sus amigos al despedirse, que un día iba a volver. Llegó al Kilómetro 57, en el Valle de Mexicali, cuando aún el rio Colorado había que pasarlo en pangas. Había llegado siguiendo la corrida de pisca de algodón desde Navojoa, pero tuvo mucha suerte, pidió trabajo y  fue empelado en la tienda LA MERCANTIL. Esa tienda era el establecimiento abarrotero más grande de la comarca, era quien surtía de productos a todos los rancheros de la región. Un verdadero privilegio ser parte del equipo de esa empresa, no cualquiera era aceptado, pues el principal requisito era saber leer y escribir, y sobre todo, ser muy bueno para hacer cuentas. Los empleados de ese mercado, tenían mucho prestigio. Eso le gustó a Anacleto y se estableció permanentemente, en el poblado.

Ahí fue donde conoció a María Montes, una muchacha zacatecana también, que año por año venia junto con su familia a las piscas. Se hicieron novios y cuando ella regresaba a su estado, la relación seguía vía epistolar. Así fue por más  de una década, pues la familia de ella era muy celosa y no permita que se casara.

Un día decidieron que era tiempo de vivir juntos, pero ella estaba en Zacatecas y el en Baja California, por su trabajo Anacleto no podía trasladarse a su estado y pedirla formalmente o buscar la manera de raptarla, así que, decidieron que ella se iba a venir con él.  Las hermanas del novio, que allá vivían, fueron de alcahuetas   y “se la robaron” para que el hermano no perdiera el empleo. La llevaron hasta el 57 y la depositaron en el rancho de la tía Lupe López y no fue hasta que se casaron por la iglesia, que pudieron vivir juntos.

Rentaron una casa de adobe que estaba precisamente frente a la estación del ferrocarril. Para ese entonces la madre de Anacleto, doña Casimira Quintero y su  hermano menor, Antonio, habían emigrado también y vivían todos juntos. Antonio tuvo mucha suerte y fue empleado como conserje de la secundaria del lugar, así que vivían muy bien.

Pero la suerte de Anacleto se acabó. De un día para otro LA MERCANTIL cerró. Así nada más, sin explicación alguna. Cuando llegaron los empleados por la mañana a trabajar, la puerta estaba cerrada y en la casa donde vivía el dueño, no había nadie. Se dijeron muchas cosas, pero nada concreto, el caso es que el dueño, había decidido alejarse para siempre de ahí con todo y familia, dejando todas sus propiedades al abandono.

Fue así como Anacleto quedo desempleado, y desesperado, pues María estaba embarazada de su primer hija. Tuvo que volver a trabajar en el campo. Imposible volver a su tierra y cumplir la promesa que les había hecho a sus amigos, máxime que después que naciera Dora María, nacieron, Alicia, Armando, Teresa, Alfredo, Rosa y finalmente Jorge. Siete hijos que exigían más que nada alimentación y vestido y antes de lo que el hombre se imaginara, también  educación. Se le veía siempre desesperado, el dinero no alcanzaba para nada.

Su buena fortuna vino como un juego. Era un caluroso domingo del mes de julio. Dora María y Alicia, ya de diez y nueve años respectivamente, le habían pedido a su abuela Casimira que si les daba dinero para comprar un pedazo de hielo y ponerse a vender raspados. En una tienda de segunda mano habían comprado un cepillo para raspar hielo y querían utilizarlo. María les siguió el juego a sus hijas. Pusieron una mesita en la calle frente a la casa y María les hizo un agua de limón, por ser lo más fácil, para endulzar los raspados. Apenas habían colocado el puesto de juguete, cuando empezaron a llegar los clientes, exigiendo aquella golosina refrescante, el calor estaba tremendo. Las niñas corrieron asustadas y se escondieron. Entonces Anacleto muy molesto por la actitud de ellas salió a atender a los clientes. En un dos por tres termino el pedazo de hielo y con un puñado de monedas entro a la casa. Por su experiencia como empleado de LA MERCANTIL, de inmediato se puso a hacer cuentas. Calculo cuanto se había gastado en los productos utilizados en la confección de los raspados y se dio cuenta que se obtenía una ganancia de un 600 por ciento, entonces muy emocionado le ordeno a María, que se pusiera a hacer más agua para los raspados, que si fuera posible hiciera de muchos sabores, pero ya, él iba a ir al expendio de hielo a comprar una barra completa, y que se diera prisa, porque estaba pensando que no tardaba en llegar el tren bala, y nada perdía con irle a ofrecer raspados a los pasajeros.

Fue un éxito total. Aquella noche hizo contabilidad de las ganancias. Mejor que haber trabajado toda una semana regando. Eso se volvió su actividad.

Desde muy temprano María se levantaba a hacer las mieles, mientras Anacleto preparaba el puesto. Cuando llegaba el tren bala corría con su charola llena de raspados y siempre los terminaba, pero se llegó el tiempo de frio y ese producto resulto obsoleto, entonces se les ocurrió vender café y donas. El negocio se amplió por las noches. Con permiso del encargado de la estación, pusieron un puesto donde vendían tacos dorados, donas y café. Ahí se les veía noche a noche hasta que pasaba el tren burrito a las once, entonces la pareja recogía los enseres y regresaban contentos a su casa.

Fue época de bonanza, tanto que hasta ahorraron para que María y todos sus hijos fueran a Zacatecas de vacaciones, para que la familia de ella conociera a los niños y ella recibiera el perdón por haberse fugado con aquel hombre. Ellos fueron, pero Anacleto no, él tenía que quedarse a cuidar el negocio. Se suponía que el siguiente año le tocaría ir a él, tenía su promesa pendiente, esa promesa que ya empezaba a pesarle. Pero no pudo ser así.

Cuando regreso su familia, sus hijos venían felices contándole mil peripecias que habían hecho y describiéndole el verdor de su tierra. Anacleto suspiraba con nostalgia.

El año siguiente no pudo realizar su viaje, aunque si ahorraron dinero, siempre sucedía algún percance que lo impedía; que un hijo se les enfermo, que los niños necesitaban uniformes, algún gasto extra, etc. El caso es que el hombre no podía regresar y peor,  si cuando los hijos estuvieron en primaria, secundaria y preparatoria le fue difícil, cuando llegaron a la universidad, se volvió un deseo imposible. Dora María y Alicia entraron al mismo tiempo. Se tuvieron que trasladar a la capital del estado, Mexicali, así que hubo necesidad de rentarles una casa, pero eso no era todo, había que darles para comida, transportes, libros, etc. Entonces ya no fue suficiente el puestecito de raspados ni la venta de café y tacos por la noche, así que Anacleto mando construir una carretita empujada por el mismo y luego que pasaba el tren bala, se iba por las calles a ofrecer sus raspado y frutas, hasta la tarde que tenía que regresar a preparar el puesto de los tacos.

Fue época muy difícil, tres hijas en la universidad, Armando y Alfredo en la CONALEP, Teresa en la normal, solo Jorge que era un niño con capacidades diferentes quedaba en casa.

Para todos alcanzaba, aunque los padres, solo se alimentaran de papas y frijoles.

Pero el tiempo rinde frutos. Hijos e hijas se graduaron. Como si el universo estuviera esperando solamente eso, que todos los hijos pudieran sostenerse por sí mismo, fue que a Anacleto se le agravo la diabetes y por el hecho de tanto caminar empujando su carreta, le fue diagnosticada gangrena en una pierna y tuvieron que amputársela. Ahí se acabó el negocio. Por mucho tiempo la gente extraño los taquitos dorados que vendían en la estación del tren del kilómetro 57.

Sus hijos los recompensaron haciéndose cargo de ellos y un día, en una reunión familiar, les hicieron una pregunta ¿Cuál era su mayor deseo? Ellos se los iban a realizar. María se adelantó. Una casa propia, un sueño de vida, algo que fuera de ella donde vivir. Anacleto se quedó callado. Una casa era mucho para sus hijos que apenas empezaban a trabajar, así que secundo el deseo de su esposa y no expreso el de él, el volver a mirar su pueblo natal.

Este deseo lo pidió algunos años después, ya estando hospitalizado en San Luis Rio Colorado, ya cuando le había sido diagnosticado un cáncer terminal en el hígado, ya cuando el doctor le daba, cuando mucho tres días de vida.

Era el primero de mayo. Su esposa amorosa limpiaba su sudor cuando con mucho trabajo Anacleto le pidió que hiciera pasar a el mayor de sus hijos varones; Armando

__ ¿Que pasó papá? ¿Cómo se siente?

__ Hijo, siéntate, quiero decirte una cosa.

Armando obedeció y tomo la mano de su padre, se sorprendió cuando a pesar de la debilidad, su progenitor apretó su diestra con mucha fuerza.

__ Hijo, un día hice una promesa, le dije a mis amigos que yo iba a volver al Remolino y nunca la pude cumplir. No me quiero morir sin hacerlo. Hijo, mijo, por favor, llévame a mi tierra, te lo suplico.

Armando tembló ante aquella petición. Volteo a ver a su madre que lloraba en silencio. Los dos se miraron con complicidad. La tarea era muy arriesgada. Ya se los había dicho el doctor, que se prepararan porque le quedaba muy poco tiempo de vida al hombre. Pero, aquella petición era única. Él no iba a vivir con el remordimiento de no haberle cumplido a su padre su último deseo. Su mirada se volvió interrogante por lo que  su madre, solamente movió  la cabeza afirmativamente.

__SI padre, prepárese para un largo camino, si lo voy a llevar a su tierra, hoy mismo, se lo prometo.

En complicidad con su madre lo acordó. A nadie le iban a avisar sobre aquella decisión, sabían que en primer lugar el doctor no se los iba a permitir, y luego, también habría oposición por parte de su hermano y hermanas. Ellos lo harían solos, tan solo los acompañaría Jorge que por su condición no se podía separar de su madre.

A escondidas Armando fue y pidió el permiso para sacar de la zona libre su auto, luego compró víveres para el camino y ya noche, cuando había menos vigilancia en el hospital, cargo en sus brazos a su padre y prácticamente robándoselo, salió con él, lo subió a su automóvil y junto con su madre y su hermanito, salieron con rumbo a El Remolino, Zacatecas.

Fue un sufrimiento total todo el camino, tanto para el enfermo como para los acompañantes. En cualquier tumbo el hombre se quejaba y si se quedaba dormido, Armando sufría pensando que podía haber pasado lo irremediable.

Amanecía el día tres de mayo cuando Armando muy cansado después de haber manejado tantas horas sin detenerse,  escuchó la voz jovial de su padre.

__Mira hijo, mira, ves aquel cerro que allá se divisa. Es el Cerro de las Ventanas. Ahí enfrente esta mi pueblo  ¡Ya llegamos hijo, ya llegamos!

Como si el volver a su tierra le hubiera dado fuerzas, Anacleto empezó a hablar y a hablar, emocionado contando de sus aventuras de cuando vivía ahí.

Era tres de mayo, día de la Santa Cruz, patrona del lugar y la fiesta estaba en grande. Cuando entraron al pueblo, como si estuvieran esperando a un personaje muy importante, vino al encuentro del automóvil de Armando un grupo de danza y bailaron frente a él, se lanzaron cohetes y hubo mucha algarabía. Anacleto contemplo su pueblo, muy cambiado, irreconocible, solamente había tres cosas  que no habían cambiado, el cerro,  las higueras de la plaza y aquella Santa Cruz centenaria que estaba a un costado de la iglesia. Esos tres símbolos estaban igual.

Al pasar frente a la Cruz, Anacleto le pidió a su hijo que se detuviera y bajando su ventana expreso.

__ Promesa cumplida, ahora sí, cuando tú lo dispongas, ya estoy listo.

Con la magia de un deseo cumplido, Anacleto tuvo una recuperación milagrosa. El doctor le diagnosticaba solo unas horas más de vida y aquel hombre estuvo dos semanas, al término de las cueles hizo otra petición.

__ Ahora si hijo, llévame de regreso a Mexicali.

__ Pero papá, yo pensé que usted…

__ No hijo, quedarme aquí para siempre, no. Aunque aquí están mis muertos, yo quiero quedar allá, en aquella bendita tierra donde los mire crecer a ustedes, allá, donde camine tanto tiempo en esa tierra salitrosa, que me dio lo suficiente para ver que ustedes se convirtieran en unos triunfadores. No hijo, me tienes que llevar allá, la única manera que tengo para pagarle tanto que me dio, es entregándole mi cuerpo. Yo quiero ser sepultado en el Valle de Mexicali.

 Y así fue, tuvo la fuerza suficiente para soportar el viaje de regreso y morir un mes después, en el km 57, en la casa que sus hijos les  habían construido, como agradecimiento a todo lo que habían hecho por ellos.

Actualmente la estación del ferrocarril en el Km 57, Estación Coahuila, está en ruinas, ya no hay tren bala ni burrito, sin embargo, aún hay personas que se acuerdan de don Anacleto, el señor que vendía raspados y tacos dorados en la estación del tren.