LA VENTANA.
Ella de trenza y tobilleras
El, ni pizca de mostacho
Pero ella se creía una princesa
Y el…ya se creía todo un muchacho
Fue para las fiestas del poblado
Que aquel infante enamorado
Se atreviera a pedirle un beso
Y la ya casi adolescente
Tímida, coqueta y sonriente
Accedió a lo que pedía aquel travieso
Fue así que, siendo novios terminaron la
primaria
Al concluir la secundaria
Era su amor único en este mundo
Él se desvivía por atenderla
A ella bastaba nomas con verla
Para adivinar aquel sentimiento tan
profundo
Pero sus estudios se truncaron por falta de
dinero
A él lo reclamaba un país extranjero
Pues tal parece que ese es el destino de
nuestra raza
No quiero ni recordar aquel momento
Cuando él dijo __Sabes mi amor, lo siento
Pero mañana ya me tengo que ir de la casa
Pero veras que pronto dinero consigo
Para regresar, casarme contigo
Y no volver a sentir otra tristeza
Aquellas dos bocas se juntaron
Hasta sus labios cuatro lágrimas bajaron
Señalando amor, fidelidad, espera y promesa
Al amanecer ya había partido la comitiva
Y desde entonces ella espero la misiva
Que le anunciara que el ya venía de regreso
Dedico su tiempo en la costura con su madre
Pues siendo ella huérfana de padre
Para ellas ese era el único ingreso
Y como costurera adquirió muy buena fama
Puso un tallercito en donde una ventana
Siempre debería de estar abierta hacia el
camino
La clientela le venía de dondequiera
Pues se convirtió en la mejor costurera
Pues en las modas tenía muy buen tino.
Su madre renegaba por aquel capricho
Pues ya antes les había dicho
Que la ventana siempre debería de estar
abierta
Y es que su madre no sabía
Que su hija siempre estaría
Pendiente de aquel por el que vivía siempre
alerta
A veces a lo lejos divisaba una silueta
Y se le removía una esperanza inquieta
Hasta ver que era otro el que venía en su
caminata
Y por las noches la ventaba no cerraba
Pues ella también esperaba,
Un silbido, un chistido o las alegres notas
de una serenata
Pero así pasaron días, meses, largos años
No fue sorpresa para propios ni para
extraños
Lo hermosa que se puso aquella chamaca
Que figura, que donaire, que sonrisa
Es de aquellas que aun estando en misa
A uno el diablo lo tienta y lo sonsaca
Infinidad de partidos quisieron convencerla
Fueron tantos los galanes que quisieron
pretenderla
Y hasta un viudo rico se atrevió a pedir su
mano
Ella en respuesta se volvió cabizbaja
Cuando salía traía la cabeza baja
Para no ver besos, guiños, o las señas leperas de algún malsano
No hubo quien pudiera apartarlo de su
pensamiento
No hubo quien, si siquiera por un momento
La hicieran olvidar a aquel eterno ausente
Con decirle que cuando nadie la veía
A escondías de todos cosía
Un vestido de novia, blanco y reluciente.
Su madre curiosa le preguntaba
Que en aquella caja que era lo que guardaba
Y con tanto celo escondía
__Nada que aun debas saberlo
Y por favor, no vayas a verlo
Que ya lo miraras un día.
Pero aquel precioso vestido siguió guardado
Solamente el velo le fue cambiado
Cuando con tristeza miro que ya tenía
algunas canas
Tiempo, maldito mostro
Ya había puesto líneas en su rostro
Pero sus esperanzas aun no eran vanas.
Fue una calurosa mañana de verano
Cuando llegara una vecina temprano
Con el chisme color noticia
__Fíjense que anoche llego el hijo de
fulano…
La costurerita soltó lo que tenía en la
mano
Y su rostro esbozo una sonrisa
Había escuchado el nombre de su amado
Pero vamos, porque no correr a su lado
Por qué no ir y juntar sus corazones
__Madre! __Grito interrumpiendo a la
chismosa
__Tengo que salir a comprar una cosa
Creo que…hacen falta unos botones.
No se equivocó al pensar que lo encontraría
en la plaza
Desde lejos contemplo su nueva traza
Y se rio un poco por lo que estaba viendo
Su abdomen antes liso ahora era rollizante
Su pelo…no muy abundante
Pero aunque estuviera horrible ella lo
seguiría queriendo
Ya estando a unos pasos el también noto su
presencia
De inmediato se notó su esencia
Y por un momento se cruzaron su mirada
Pero el de inmediato se hizo el disimulado
Volteo su vista para otro lado
Y ella sintió como si en su pecho entrara
una espada
Fue hasta entonces que notara aquella dama
Comprendió al momento que fue objeto de una
chama
Pues la mujer lo tomaba de la mano
Dos niños la jalaban de la espalda
Y por lo pronto que él le dio la espalda
Entendió que su espera había sido en vano
Hizo un esfuerzo por contener su triste
llanto
Ella lo amaba, lo amaba tanto
Pero en ese instante se volvió un hombre
prohibido
Ni siquiera se le ocurrió algún reclamo
Al contrario, le hubiera gritado __Aun te
amo!
Pero paso de largo como si nada hubiera
ocurrido
Y regreso a su casa a llorar su desventura
Le dio con tanta fuerza a la costura
Hasta que sus ojos con mil gotas se
llenaron
Su madre asustada le preguntaba
Que, que tenía, que es lo que pasaba
Pero sus labios todo, todo se callaron.
Tan solo le dijo __Madre, recuerdas aquella
caja
Pues ahí guardo mi mortaja
Por si me muero hoy, o tal vez mañana
Y por favor…Oh Dios mío
¡Madre! ¿Acaso no tienes frio?
¡Corre, ve y cierra ya esa ventana!\
Francisco Rodríguez
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